Газета русской общины в Коста-Рике - Periódico de la comunidad rusa en Costa Rica

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среда, 18 мая 2011 г.

GAZETA # 32. Abril 2011. Artículo 4. Personaje del mes. IRINA KOLOMIETS DESCUBRE COSTA RICA PARA TURISTAS RUSOS

Irina guía turistas de Rusia por toda Costa Rica ya por más de diez años.  Después de algunos días en compañía de Irina, muchos de ellos se convierten  en sus más fieles amigos y el intercambio de cartas entre ellos dura por años.  También hay algunos que vienen a dar un vistazo y toman la decisión de venirse a Costa Rica para residir en forma permanente.
“Después de haber probado muchos trabajos y ocupaciones, al fin encontré el oficio que me gusta.  Este trabajo es exactamente como para mí.  Estoy completamente feliz y no deseo nada más en mi vida!” – dice Irina.

El turismo es una rama muy importante en la economía de Costa Rica.  Cada año dos millones de turistas vienen para descansar: estadounidenses, alemanes, holandeses, franceses, japoneses.  Los turistas de Rusia antes eran muy raros por aquí, pero en los últimos años la gente rusa comenzó a venir más seguido.  Para servirles eficientemente las agencias de viajes locales  contratan a un guía de habla rusa, y en muchas ocasiones resulta ser Irina Kolomiets.


-   Irina, ¿cuántos turistas rusos aproximadamente vienen cada año a Costa Rica?

-  En los últimos años más o menos tres mil;  comparados con los  de otros países es un número reducido, por supuesto.  A veces vienen turistas de Kazajistán, Estonia y otros países de la ex Unión Soviética, pero el volumen más importante viene de la Federación Rusa.  Sólo la gente rica puede permitirse una expedición a Costa Rica ya que el costo del tiquete aéreo es muy alto.  La mayoría de los  rusos van a pasar sus vacaciones en países cercanos: Turquía, Egipto, Montenegro, Tailandia.  Los que llegan a Costa Rica ya han visitado todo y están buscando algún nuevo país exótico para variar.  Aquí han venido la esposa del Presidente Medvedev, Abramovich y otra gente famosa.


-   ¿Cuáles tours son los más populares?

-   Como regla, la ruta incluye primero una excursión por la ciudad capital, al día siguiente se va a los canales de Tortuguero, donde son llevados vía aérea, luego una excursión  al volcán Poás,  y por el camino visitamos la catarata La Paz, después vamos al volcán Arenal-donde pasan de dos a tres días-  se bañan en las aguas termales de los  balnearios locales y excursionan por los alrededores, muchas veces visitando los bosques reservados de Monteverde.  Al final del viaje los turistas -sin falta- se dirigen a las playas de Guanacaste por unos cuantos días.  A veces en vez de Guanacaste van al Parque Nacional Manuel Antonio.  Los turistas rusos por lo general buscan un descanso cómodo de lujo, por eso escogen hoteles más caros: Barceló, Seven Seasons, Intercontinental, Pachira Lodge, Establo, Paradise Conchal, Parador.  A veces, cuando viene una pareja de turistas ricos, quieren viajar por una ruta diferente, entonces los llevo en mi microbús haciendo simultáneamente el trabajo del guía y de chofer.  Pero las más de las veces los turistas rusos vienen en grupos de 5 a 10 personas y la agencia les da el transporte con todo y chofer.  No tengo un empleo permanente, trabajo con unas diez agencias de turismo al mismo tiempo en calidad de “free lance”.  A veces me voy con turistas por uno o dos días, a veces por una semana, pero a veces duro dos semanas sin regresar a la casa.


-   ¿Dónde estudió para ser un guía profesional?

-   En el “Instituto Nacional de Aprendizaje”.  El programa de preparación incluye materias como historia natural de Costa Rica, geografía turística, atención y guiado de turistas, legislación turística y otras.  No me costó estudiar, desde niña siempre ha sido estudiante excelente.


-   ¿Y por qué decidió trabajar en turismo?

-   En el pasado trabajé en teatro, era mi pasión más grande por muchos años.  Mi ex marido es un artista profesional y profesor de artes escénicas.  Trabajé como mimo, como payaso y  como profesora de teatro para niños.  Participé en la Compañía Nacional de Teatro, organizando festivales internacionales.  A veces tenía que llevar a los artistas extranjeros en excursiones por el país, así poco a poco llegué a querer este trabajo y quise especializarme en la esfera del turismo.  En la vida, probé muchísimos trabajos y oficios: tenía un taller de tejido a máquina, pintaba cerámica religiosa – pasitos, vendía ropa y joyería de plata en una tienda y como polaca, hasta tenía mi propio restaurante.  Mi marido ganaba poco y yo tenía que dar sustento a la familia.  Por mi naturaleza, no soy comerciante, pero tuve que elaborar estas cualidades por necesidad.


 -   ¿En su patria usted estudiaba el arte escénico?

-   No, siempre me gustaba mucho el teatro, pero no soy artista profesional.  También soy muy buena en baile, canto, pintura, siendo niña practicaba gimnasia artística y tenía una categoría muy alta.  Originariamente, soy de Ucrania, de la capital, Kiev.  Siempre tenía notas excelente, buenas capacidades para matemática, y por mi formación soy ingeniero, antes de venir a Costa Rica me gradué de la Universidad Estatal de Kiev, tengo un título de máster, ingeniero-investigador en radio física.  Conocí a mi esposo costarricense siendo muy joven, con menos de 18 años de edad, y cuando vinimos a Costa Rica no pude encontrar un trabajo según mi especialidad, además nuestro hijo pequeño necesitaba de mis cuidados, así que nunca trabajé como ingeniero.  Desde niña me apasionaba por lectura y hasta muy tarde en la noche leía en la cama, escondiendo el libro bajo la cobija y alumbrándolo con un foco para que mi mamá no lo viera.  La lectura me dio muchos conocimientos en diferentes áreas, pero más que nada amo la naturaleza viva, lo que hay en abundancia en Costa Rica.  Aprendí nombres de casi todas las plantas y animales que viven aquí, sé distinguir por su apariencia muchas especies de aves, insectos, reptiles.  Ahora compré un terreno grande en el campo, en las montañas cerca de Heredia, y me asenté a vivir allá con mi hijo menor.  Tengo allá tres perros ¡y una vaca!  Planto diferentes cultivos y árboles en el jardín, limpio un pequeño río que pasa por el límite de mi parcela, y siempre participo en las campañas de protección de la naturaleza recogiendo basura.  Creo que todo eso me ayuda en mi trabajo con turistas.


 -   ¿Es verdad que turistas rusos se portan poco decorosamente, hacen escándalos, se emborrachan?

-  Sí, habían casos como estos, pero en los últimos años el contingente de turistas cambió mucho para lo mejor.  Aunque ya no son tan ricos, no botan dinero por gusto, pero son más cultos, tranquilos y civilizados.  Pero los turistas rusos son muy indiferentes hacia la ecología, la naturaleza, a veces prefieren pasar un largo rato en el restaurante en vez de ir a la excursión planeada en un parque nacional.  De un lado, estoy feliz que gasten mucho dinero y así colaboren al desarrollo de Costa Rica, mi segunda patria.  Pero de otro lado, me da pena que la gente viaje desde tan lejos y no vea toda esta belleza que nos rodea.  Me acuerdo que una vez llevé unos turistas al volcán y estaba contándoles sobre su estructura, cómo la lava baja por la ladera, como emanan los gases incandescentes, etc. Estaba de espaldas al grupo y hablaba, mirando esta montaña que vomita fuego y escuchando sus retumbos lejanos… Pero cuando di vuelta, resultó que los turistas ya se habían ido y me dejaron hablando sola!  Llegué, y ya todos estaban sentados en el bus: “¿Dónde estaba Ud? La estamos esperando!” Sin embargo, no me rindo, siempre trato de atraer su atención a cada colibrí, a cada lagartija, a cada abejón y mariposa, para hacer despertar en sus corazones el sentido de la belleza.


-   ¿Ha tenido en su práctica algunos problemas ó quejas por parte de turistas?

-   A veces vienen de Rusia personas ricas que son muy prepotentes y exigen atenciones especiales.  La gente de este tipo se encuentra con más frecuencia entre aquellos que vienen a pescar o practicar buceo ya que estas excursiones cuestan muy caro.  Un turista de Kazajistán, por mala suerte, no tenía la visa americana con vigencia no suficiente (por regla general, esa visa no debe tener  menos de tres meses de vigencia), y no le querían dejar salir del aeropuerto.  Cuando suceden cosas como estas, usualmente sé cómo llegar a un acuerdo con las autoridades costarricenses.  Una vez andaba de oficina en oficina por toda la Dirección General de Migración y llegué hasta el puesto más alto, quien me hizo una excepción permitiéndole al turista prolongar su visa cinco días más para que aquel no perdiera su viaje ya pagado.  Para eso yo sólo tenía que pedir con humildad: “Por favor!”  Pero aquel turista del que estoy hablando, no quiso usar mi intermediación alegando que sabía hablar español bien.  “Cuánto quiere usted? – preguntó, en plan de darle una mordida al funcionario con la costumbre asiática de siempre. – “No, señor, no le pido ningún dinero.  Pero lamentablemente, la ley es la ley”.  – “Entonces, lléveme con su jefe!” – “No, señor, es imposible. Está ocupado”.  -  “Pero estos indios me sacan de quicio! Dame el teléfono de su presidente!”  Ante eso, el funcionario perdió la paciencia y le dijo: “No, es usted quien debe darme el teléfono de Medvedev para que pueda hablarle personalmente!”  Al fin de cuentas, el turista tuvo que irse con las manos vacías.  Cuando viajamos por  caminos largos y aburridos, siempre empiezo a enseñarles palabras en español, y lo primero que les digo es: “por favor” y “gracias”.  Estas palabras mágicas tan simples, por alguna razón, no siempre están presentes en el lenguaje de los rusos.  A veces, al final de su viaje, me murmullan algo como “adiós” y no dan ni gracias por el servicio, y es muy desagradable.  Pero esto sucede pocas veces.  La mayoría de los turistas quedan muy contentos con el viaje, y una vez un grupo de estonios en el aeropuerto antes de su partida ¡hasta me cantaron en coro su canción de agradecimiento! Nunca lo olvidaré!  Por supuesto, a veces suceden algunos problemas y malentendidos, pero siempre trato de resolverlos rápidamente y con “pérdidas mínimas”.  Si a un turista no le gusta la comida en el restaurante, le pido al administrador cambiarle el plato sin pago alguno, y todos los restaurantes están dispuestos a esto.  Aunque a veces hay casos… Una turista vio cucaracha en un  hotel de cinco estrellas y quedó tan resentida que ¡no volvió a hablar con nadie por cinco días!  Andaba entregada a su cólera y estropeaba el humor a todos.  Ni ella misma disfrutaba el viaje, y tenía en tensión todo el grupo.  Esta mujer hubiera podido sencillamente exigir la compensación monetaria, y el hotel sin falta le pagaría una suma muy considerable por el daño causado, y todos hubieran quedado contentos.  Uno tiene que controlar sus emociones y lidiar con enojos.  Yo, por ejemplo, todo lo transformo en broma.  Un turista cuando supo que soy de Ucrania dijo: “¿Y por qué ustedes se roban nuestro gas?” – a lo que contesté: “Disculpe y perdóneme señor, nunca más lo volveré a hacer, se lo prometo!”


-   ¿Y cómo se siente usted cuando los turistas llaman “indios” a los costarricenses?
-   Me siento muy ofendida porque mis hijos también tienen sangre indígena.  No podemos discriminar a nadie.  Hasta los pobres afro caribeños de Limón, las sucias gordas de los tugurios, las mujeres de vida ligera, la gente enferma y retrasada mental – todos tienen el derecho a ser respetados y tratados bien.  Lo comprendí muy bien mientras trabajaba en la escuela especial: tengo un hijo sordo.


-   Cuéntenos un poco sobre él, por favor.
-   Mi segundo hijo Víctor nació con seis meses de gestación, y todos los doctores decían que no sobreviviría.  Estuvo en incubadora durante tres meses. Como resultado, el niño resultó sordo.  Aprendí el idioma LESCO (es el sistema original costarricense), fui a trabajar en la escuela especial  “Fernando Centeno Güel” para estar siempre cerca de él.  A la edad de 15 años le hicieron un implante coclear en un hospital de aquí y ahora puede oír todo.  Pero le cuesta distinguir y comprender los sonidos.  Le estoy enseñando hablar.  Es un proceso muy complicado, pero estamos luchando él y yo, tengo fe que Víctor al fin podrá desarrollar su habla y su intelecto, sueña con ir a la universidad, ¡y creo que lo logrará!  No reprocho mi destino por eso, más bien creo que tengo mucha suerte – todas las pruebas me hicieron más fuerte, me dieron más energía, me enseñaron ser muy paciente y persistente.

-   Y la última pregunta: ahora en Costa Rica han aparecido muchas empresas que producen alta tecnología electrónica.  ¿Si le hubieran ofrecido un puesto con sueldo alto para trabajar en “Intel”, lo aceptaría?
-   ¡Para nada! Aunque ahora mis ingresos no son muy altos, ni regulares.  Cuando tenía mi tienda de joyería ganaba hasta tres mil dólares por mes.  Pero no cambio mi trabajo con turistas por nada en el mundo.  Siento que encontré el oficio de mi vida, que es un trabajo para mí.   Amo mucho la naturaleza y amo a Costa Rica, es el país más feliz del mundo, entra en una decena de países donde el ser humano vive mejor.  Es un país humano, ya que no es dondequiera a uno le pagan prestaciones sociales por cuidar a un pariente enfermo en etapa terminal.  Por eso siempre quiero mostrar a los turistas rusos nuestro país del lado mejor, para que lo lleguen a amar también.  Me esfuerzo para que los turistas siempre quedaran contentos con el viaje.  ¡Y casi siempre lo logro!  Creo que soy una guía bastante buena.  A veces viene un grupo que antes de eso estaba viajando en Guatemala y quedó insatisfecha: no les dieron un guía de habla rusa, no les dieron buen transporte.  La misma historia les pasó en Nicaragua.  ¡No es una tarea fácil tranquilizar y animar a esta gente irritada y desesperada!  Pero a mí me sale bien, y los turistas se van con palabras: “Qué maravilloso país es Costa Rica! ¡Tiene buenos guías, excelente servicio, buen transporte, excelentes hoteles!  Regresaremos aquí otra vez sin falta!”  Algunos me escriben cartas y mensajes por años, mandan regalos, y algunos me piden encontrarles un terreno o una casa: “¡Nos gustó mucho Costa Rica!  Queremos llegar allá para vivir y quedarnos para siempre!”

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