Газета русской общины в Коста-Рике - Periódico de la comunidad rusa en Costa Rica

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понедельник, 5 мая 2014 г.

GAZETA 67. Abril 2014. Artículo 6. ¡En Costa Rica también es posible cultivar uvas!


“Cuando era niño, pocas veces pude comer uvas porque eran golosinas de los ricos.  Por eso toda mi vida, soñé con las uvas”.  Fabio Badilla y sus hermanos heredaron de su padre un pedacito de tierra a 30 km de San José.  Gran parte del terreno estaba sembrada de café.  “Pero en los últimos años, el café se convirtió en un cultivo poco provechoso –explica.- Los precios de venta son tan bajos que uno se muere de hambre”.

Chirraca se encuentra cerca de San Ignacio de Acosta y por un caminito montañoso se sube una cuesta empinada, se baja, y al llegar al letrero “Barrio Isabel” a mano izquierda, hay que doblar por camino de lastre por una bajada aún más pronunciadada, recorrer unos  2,5 km más, hasta toparse un portón con columnas de piedra.  Ahí se encuentra el ya popular viñedo “Espavey”.

“Gracias a muchos amigos que escriben en redes sociales y   cuentan de nosotros a todo el mundo, cada semana viene gente de todas las ciudades de Costa Rica y hasta del extranjero.  Por eso hemos construido este rancho y una cocina de leña para atender visitas.  Nos gusta cuando nos visitan”.  Cocinando el almuerzo la esposa de Fabio, Yorleny  vigila cuidadosamente también a su hija Fabiola de 5 años quien juega con el teléfono.  Y ahí mismo, al frente, ¡está la vid tan conocida! La uva es de la variedad “Isabela”, la misma que comí siendo niña en Lazarevskoye y donde  tuve que encaramarme en un árbol de cereza porque hasta ahí creció la cepa.  “Una vez por ahí se adentró un español; se sentó en medio del viñedo y dijo: “!Ya, estoy en mi casa, me quedo aquí para siempre!”, comenta Fabio sonriendo….Y es verdad, la uva, el cultivo antiquísimo de la humanidad, la fruta reina, tan buena para la salud, despierta sentimientos fuertes en muchas personas.

Desde  que vivo en Costa Rica siempre escucho que el clima tropical no sirve para cultivar uvas.   Sin embargo, en la finca de Fabio, las cepas crecen perfectamente bien.  Están como es debido, en filas rectas; los postes de madera y el alambre de acero soportan toda la estructura.  De las 4 hectáreas de tierra que están registrados como la propiedad de Iván, hermano de Fabio, el viñedo ocupa 1000 m2 y ahora tiene 500 plantas.  Hace diez años, cuando los hermanos decidieron intentar el  cultivo de  uvas, en el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) les regalaron 500 retoños, de los cuales sólo seis pegaron.  Los demás probablemente estaban contaminados con el hongo.  Todos las plantas que echaron raíces, resultaron ser de la variedad “Isabela”, así Fabio en la práctica estableció que esta variedad de uva negra sobrevive mejor en las condiciones locales.  También tienen algo de uva verde, pero, como dice él, no crece bien.  En el INA les dieron un pequeño curso y el profesor fue un chino de Taiwán, ya que en el país no había (tampoco ahora) especialistas en uvas.  De estas seis plantas,  se están multiplicando en todo el jardín y y así seguirán ya que el terreno lo permite.  La finca está situada en 1000 m sobre el nivel del mar, por eso la temperatura por las noches baja considerablemente, además, esta zona se caracteriza con un clima seco; todos esos factores son importantes.  Y un buen cuido, por supuesto.

En una gran cisterna, Fabio prepara un humus orgánico especial, mezcla tierra con lombrices y agrega boñiga de vaca, y a las lombrices, los alimenta con cáscaras de banano.  El abono es propio ya que esos hermanos tienen todo asegurado: Fabio posee otra pequeña finca donde tiene ganado.  Asevera que el invierno no es necesario en absoluto para la uva, y el riego sólo se ocupa en el periodo de maduración de las frutas.  Y además, recogen dos cosechas al año, en julio y en enero, cada vez de 500 cepas, obteniendo una tonelada de producto.  “La vid comienza a dar fruta a partir de los 2 años.  ¡La primera vez, dio tanta cosecha que no sabíamos qué hacer!  Por dicha, familiares y amigos nos ayudaron a recoger, y por eso les regalamos casi todo” – recuerda Fabio con emoción.  Hasta ahora siguen regalando mucha fruta, comparten su experiencia y ayudan a los vecinos que también quieren trabajar  la uva.  “Estamos ayudando a nuestra competencia, lo principal es que la gente decida cambiar el café por la uva, ya que alrededor, todavía hay mucha pobreza”.  Fabio asegura que la experiencia laboral de 10 años les armó de suficiente conocimiento y todos los problemas ya han sido superados.

Gran parte de cosecha se vende en forma fresca.  “¡Pero la “Isabela es ácida!” – digo con sorpresa, recordando nuestra vid en Lázorevskoye. - “No, ¡la nuestra es muy dulce!” – dice contento.  Algunos racimos llegan a pesar de 2 a 3 kg.  Y de la uva de condición inferior, se elabora vino. Este, dice Fabio, da más ganancia que la fruta fresca, pero todavía no han desarrollado su producción.  “Machacamos las frutas con las manos ya que todavía no tenemos equipo especial.  El vino tiene que reposar por lo menos 6 meses.  Hacemos la bebida en envases plásticos.  Queremos conseguir barriles de madera, pero en Costa Rica, no hay madera que sirva para eso y hay que traerla desde Nicaragua”.  El vino de marca “ESPAVEY” es natural, sin aditivos químicos y se elabora de materia prima orgánica.  De cada cosecha, se pueden lograr hasta 600 botellas.  La marca está en trámite de registro.  Es el primer vino de uva en Costa Rica, hasta ahora ninguna fábrica ha producido vino aquí.  “Cuando estábamos apenas comenzando –contó Fabio- pedimos un crédito en la sucursal local del banco.  Pero no querían ni escuchar sobre la uva, nos aseguraban que no era nuestra cultura y no podía crecer aquí.  Así que tuvimos que ser autosuficientes.  Y ahora, la uva nos da unos 3,5 millones por año”.  Ahora, acota, en el país ya hay más de 10 viñedos que se encuentran en diferentes zonas.  “Pero nadie invita a entrar a verlos y solo venden el producto, pero no te dejan pasar más allá de la cocina.  Y nosotros, al contrario, tratamos de hacer todo lo posible para popularizar la uva en el país”.

    Ahora, en abril, las cepas están descansando.  Pronto los hermanos comenzarán a podar la vid y plantar los almácigos en bolsitas especiales llenas de tierra fértil, para trasplantarlos después.  Es obvio que usan la misma técnica de plantar el café.  Tienen la organización muy precisa de trabajo, las bolsitas ya están listas, esperando en el borde del viñedo.  Cuando los almácigos echen raíces y broten las primeras hojas, los trasplantarán a la plantación.  “Hay que cuidar las plantitas jóvenes como niños pequeños, hasta que salgan buenas raíces”.  

   Con gusto hemos recibido la invitación de ver las otras partes de la finca.  Tienen allá aguacates, mandarinas, manzanas de agua, marañones, sin hablar de naranjas tradicionales.  Todo está muy limpio, bien cuidado, nada de malas hierbas ni monte, por la orilla del pendiente están trazados senderos cómodos y por todo lado sobresalen las llaves de agua.  Por todo eso, se nota que aquí se invierte un gran trabajo.  “¿Cuántas personas trabajan esta finca?” – “Sólo mi hermano y yo, y mi esposa por lo general ayuda en la cocina”.  Tampoco hemos visto casa de habitación alguna.  Fabio vive en Chirraca y su hermano, en San Ignacio, ya que además trabaja en un banco.  Con las manos llenas de frutas regaladas, salimos con desgana de este lugar tan maravilloso y nos despedimos de estas personas tan admirables y lindas, unos simples campesinos, que merecen todo el respeto por ser tan grandes trabajadores y personas tan humanas.  








1 комментарий:

  1. Hola! me podría regalar el TELEFONO del señor, me interesa contactarlo, muchas gracias
    bendiciones!! aleram90@gmail.com

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